martes, 20 de marzo de 2012

Artículo del ALERTA de 1966

   Corría el mes de abril del año 1966 cuando en Helgueras se aprobó la concentración parcelaria. Y, Agapito Depas, vecino de Luey, y escritor en el  Alerta, se pasó una tarde por Helgueras con un agente de S.E.A.
El artículo cuenta lo siguiente:

Helgueras parcela sus tierras antes que el problema de la mano de obra se agudice.
Sólo un vecino - doña Trinidad Barrio- se ha negado a firmar la solicitud.
En el pueblo (en casas y ganado) se ha operado una gran trasformación.
       Hace algún tiempo, no mucho, los vecinos de Helgueras, concejo perteneciente a Val de San Vicente, formularon una consulta al agente del S.E.A. y he aprovechado una visita realizada por Menéndez, de Cabezón de la Sal, para recorrer el pueblo que está unido a la carretera de Unquera-Potes por una de buen piso y que además, recientemente, ha solicitado la concentración parcelaria. Sus tierras sembradas de maíz eran el problema.
   El presidente de la junta vecinal, don Manuel Sánchez Morante, casi paisano - pues sus primeras palabras son para decirme: "fui fotinguero en La Habana", me habla del cambio operado en el pueblo durante estos últimos veinte años. Las viejas edificaciones han sido reformadas y ofrecen una vista funcional. Los desnudos corredores son hoy espléndidas solanas y en el concierto de colores con que están enjalbegadas, late el primor de la mujer montañesa, dura para el trabajo, pero mimosa para el encanto. Habla también Manuel del cambio realizado en la ganadería y donde treinta y dos vecinos se han puesto de acuerdo.
En la dehesa del Bueyal
        Aún resuena en la Dehesa del Bueyal el mugido de las parejas que, una de cada vecino, tenían derecho a pastar. Hoy, con ese eco, veinticinco ollas de leche y todos los días, aguardan el camión que las lleve a la fabrica. La concentración parcelaria ha sido la última innovación a que han acudido antes que el problema general de mano de obra apunte y se agudice. Por cierto que se nos presenta ocasión de interrogar a uno de los vecinos que se negaron a firmar la solicitud. Es una mujer, doña Trinidad Barrio, a quien el agente pregunta por el resultado de consejo realizado con la consulta formulada.
- ¿Los polvos anti-cuervo? Han resultado y además no son caros; una cincuenta la "cuchará". Pero oigame, parcelario, "esti", ¿quien es?
- De ALERTA, señora. ¿Puede decirme por qué no firmó la solicitud para la concentración?
- Si, hijo, sí; no hace mucho vinieron los del "catástrofe" con unos papelucos; conque me dijeron: firme aquí. Lo hice y me costó setecientas pesetas el "chipitel". ¿Quiere que eche otra firma? Ni estando soltera "pa casame" la echaba. Jurao. 
       Y termina su perorata asegurando que por ella lo pueden concentrar, recalcando que no firma.
Trini es simpática
        La simpatía arrolladora de Trini nos lleva a revivir el pasado del pueblo; aquellas hogueras y repique de campanas en la noche de San Juan y que dentro de unos días romperá el silencio de la aldea. Trini recuerda sus años de panderetera jovial y nos canta por bajines una de las coplas:
Los ojos me duelen madre, 
de mirar p´al Somaorio
por ver si veo venir
al gaitero de Merodio.
Y cuando termina dice:
- Pero no me olvido de las setecientas pesetas de los del "catastrofe". ¡Cómo me la hicieron! Si hubiese sido  de joven...
Y es que una vez hace años, la llevó el Comporto a un concurso que se celebraba en Bielva, pero se negó a cantar:

- Olí que una de las presentes tenía padrino y me dije digo: "a la Trini no la lía nadie".


La escoba se ha caído
   Hemos seguido la chachara porque la escoba puesta "p´arriba" junto a la puerta se ha caído sola, y Trini tiene recuerdos para largo. Pero hemos de continuar la ruta y, tras la despedida amistosa, el postrer recorrido por el pueblo. Unos cuévanos de baras para la hierba y unos trastos para los burros hacen guardia a las perolas que aguardan el ordeño.De todo aquel "arbolío" típico, apenas queda el recuerdo, pero en cambio Helgueras, tiene veinticinco hectáreas consorciadas con la Sniace, y con el producto de la primera corta, hicieron su traída de aguas.
   Una charla nostálgica con el "fotinguero"; charla criolla y triste. Cuando arrancamos la furgoneta nos despide un nieto de Trini, a quien pregunto porque llaman a los de Helgueras "mayucos" y vivamente responde: 
- Y a los de Luey, "garaberos".
-Pero no fueron los de Luey los que me dieron vuestro mote.
-¿Donde entonces?
-¡Por ahí...!
Agapito Depas